Hace años, por el mil setecientos y pico, no precisaré más (mirándolo en el Google) por qué tampoco nos va de unos años arriba o abajo, España cedió el Peñón a Gran Bretaña.
Lo recuperó más tarde, para volverlo a perder "a la española"; vamos, que en una de tantas fiestukys que nos gusta montar a los españoles en honor de cualquier Santo o Santa, lo ingleses se colaron y hasta ahora.
Son raros estos ingleses...y palidos. Eso sí, con un hígado forrado de papel de aluminio (hubiese puesto "papel Albal" si me patrocinasen el blog, ellos se lo pierden). ¡Y que familia real!, que raros que son. El más raro el heredero que aspiraba a ser el tampón de la Camila para estar dentro de ella. Pobre chico, además de mal gusto no se percata que él a lo máximo que puede aproximarse es a una compresa con alas. Solo de pensarlo me dan escalofrios, si esa pobre mujer tiene que cojer las compresas a las bragas con cinta americana para que no salgan huyendo. Lo único que les envidio es no poder ver a Bono con un pelucón blanco y ensortijado intentando poner órden en los gallineros que montan en Las Cortes.
Pues ni por esas, los llanitos dicen que de españoles nanai, que ellos hijos de la Gran Bretaña.
Y crecidos, que ya detienen a guardias civiles cuyo delito es detener a narcos. A los pobres, primero los detienen, luego los humillan y para acabar, seguro que Rubalcaba los expedienta después de pedir disculpas por la "invasión".
Me cuesta decirlo, pero que razón tienen los gibraltareños. Viendo el circo que tenemos montado es como para no venir a España ni a tomar el sol.
Puede que esto sea una idea para acabar con la inmigración ilegal: ponerles teles en los campamentos lanzadera de Marruecos y pasarles los telediarios y programas del corazón para que vean el paraiso al que quieren entrar. Desisten fijo.
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