domingo, 3 de abril de 2011

FABULA DE UN BUDISTA REENCARNADO EN LEÓN

Hola, me llamo Borja y soy de Sueca, Valencia, Spain. Bueno, ahora soy un león, no tengo nombre (los leones no tenemos nombre) y vivo en la sabana africana.

Todo empezó cuando mi amigo Manolín y yo decidimos hacernos Budistas; estábamos hasta los huevos de las pocas alternativas que dejaban los curas en el apartado del folleteo, lo de ser musulmanes ni planteárnoslo, lo de ser judíos nos daba un poco de cague por aquello de que la historia es cíclica...hasta que un documental de la 2, nos abrió los ojos. Budistas.

Buda es un tipo cojonudo. No es muy exigente para dejarte entrar en su club y todo son ventajas: Deja comer de todo y con lo del sexo no se mete. Además rezas cundo te sale de los huevos y los rituales molan cantidad; tocar cencerros, quemar incienso...bueno, Manolín y yo cambiamos lo de quemar incienso por hachís. Por el olorcillo, que nos gusta, no por vicio.

¡Y lo que mejora lo de ligar!. ¡Es-pec-ta-cu-lar!. Es decir que eres budista y te conviertes en el centro de atención de todas las progre-pijas del lugar; te envuelve un aura de hippie romántico y espiritual que las vuelve locas.

Además, como el budismo es un gran desconocido en Occidente (nadie ve los documentales de la 2) cuela todo. Aveces tienes que improvisar, sobre todo al principio de ser budista. Como cuando te preguntan "¿pero el sexo tántrico no era sin manos?" y les tienes que explicar que el contacto de tus manos con sus tetas es para que se equilibre el yin y el yan más rápidamente. Luego, cuando ya eres un budista experimentado llegas a la maestría, como aquella vez que Manolín y yo convencimos a dos mozas de Sollana de que el combustible para los viajes astrales era la penetración anal. Las llevamos a Brasil, astralmente hablando. Y lo cojonudo es que las tías aseguraban haber tomado piña colada a la orilla del mar. ¡Qué satisfacción da hacer feliz a la gente!. Se te mejora el Karma un huevo.

Manolín y yo, ya habíamos pactado que cuando la espichásemos nos reencarnaríamos en leones.

¡Qué animales tan magníficos los leones!

¡Qué porte tan majestuoso el de los leones!

¡Qué melena la de los leones!

¡Qué peazo de huevos los de los leones!

Y viven como dios, los leones. Todo el día en la sombra mientras las leonas cazan para la manada.

Así que cuando nos estrellamos contra un muro al volver de una fiesta en la que no paramos de quemar barritas de hachís en ofrenda a Buda, se nos concedió la reencarnación de inmediato. Después de todo se podía considerar un accidente in itinere.

Lo único malo de ser león, es que hay que luchar con otros leones para tirarte a las leonas; así que Manolín y yo quedamos que alternaríamos las victorias y de esa manera, mientras uno se las tiraba el otro descansaba. Que montar a seis o siete leonas cansa lo suyo, mayormente por los calores que se gastan en la sabana africana; ¡qué peleas nos montábamos!, toda la manada acojonada..."¡qué se van a matar!" rugían (los leones no hablamos). Y el Manolín y yo en realidad pasándonoslo pipa venga el revolcón y pasándonos consejos, "a la número cuatro (las leonas tampoco tienen nombres) mordisqueale la oreja que la pone a cien" .

Si alguno piensa que copular con leonas es una guarrada, es que no las ha visto con ojos de león. ¡Como ganan!. ¡Están buenísimas!. Oye, que a mi desde que soy león, me pones delante a la Claudia Schiffer en pelotas y solo veo el almuerzo.

Bueno, os dejo que nos hemos enterado que hay una expedición capturando ejemplares para el BioParc de Valencia y vamos a ver si nos capturan, que estamos hasta los mismísimos del calor y las moscas y nos hemos enterado que aquello es como un balneario de lujo para los leones.

Por cierto, a partir de ahora, cuando una mosca cojonera os de por saco, no la aplastéis de un manotazo, arrancarle las alas y las patas. Que sufra. Igual es la reencarnación de aquella zorra de novia que os puso los cuernos y os dejo en ridículo delante de toda la pandilla. Luego quemáis un poquito de incienso (o de hachís) y ya estáis perdonados. Buda es muy sabio.

La moraleja de esta fabula es que no importa a quién te tires, siempre que te la ponga dura.

Sí, ya sé que podía haber puesto algo más espiritual, mi madre ya me ha dado una colleja y me ha dicho que deje de escribir guarradas. Voy a intentarlo de nuevo:

El amor es maravilloso. Y cuando al final te corres, todavía más.

Ahora sí, romántico, profundo y cortito pero sin ñoñería.




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